Compartir

Por: Yoelvis Lázaro Moreno

El fin de semana siempre tienta al divertimento y la relajación, a vivir un momento diferente a lo que realizamos de manera ordinaria de lunes a viernes.

Después de 5 o 6 días de trabajo, no hay nada mejor que romper la rutina, y hacerlo con alguna propuesta festiva. Los sábados y los domingos son jornadas apropiadas para bailar, jaranear, y brindar con familiares y amigos por lo alcanzado y por los nuevos proyectos que se perfilan.

Pero en medio del disfrute, debemos cuidar de nuestro bienestar, nuestras emociones y nuestros juicios más plenos. Por muchos motivos que se tengan para pasar un rato bien, nunca hay razones para acabar la sana diversión por un exceso de tragos.

Es importante que el vino, el ron o la cerveza, nos inhiban la tristeza y la descompostura, y nos desinhiban completamente el buen trato, la alegría y el placer de compartir embriagados de un aliento feliz.