La Habana, Cuba. – Aunque el primitivo sitio de Olimpia no existía, se pensó siempre en suelo griego para el renacimiento de los Juegos Olímpicos en la era moderna.

Problemas económicos del país frenaron esas ansias y faltó muy poco para que Budapest, Hungría, aplaudiera a los primeros campeones olímpicos, o en su defecto, París, en el año 1900.

Pero otra vez la inteligencia y esfuerzo de los hombres puso orden a la historia. La mano firme del príncipe Constantino, y sobre todo el aporte monetario del mercader nacional, George Averoff, echaron a andar el motor de la cita con la reconstrucción del estadio Olímpico en la propia capital griega.

¡Y llegó el 5 de Abril de 1896! En Atenas, los espectadores abarrotaron el estadio Panathenaicos y hasta en los montes cercanos vieron la inauguración.

Gran estrella de los primeros Juegos Olímpicos

Spiridon Louis fue la gran estrella griega de los primeros Juegos Olímpicos de Atenas en 1896. Los griegos habían sido heridos en su orgullo durante el concurso atlético, ya que no habían ganado ni una sola prueba, a pesar de creerse favoritos sólo por ser los descendientes de los antiguos atletas.

En la última oportunidad, en la prueba de maratón, un joven de profesión cartero y habitante del pueblo de Marusi, cercano a Atenas, Spiridon Louis, se vistió de héroe con la corona histórica.

Tras una durísima carrera en la que los favoritos no regularon sus fuerzas y se vieron forzados a abandonar, el griego entró entre vítores en el estadio logrando la gloria.

En 2004, el estadio olímpico de Atenas fue bautizado con su nombre.