La Habana, Cuba. – Ciertos ceñudos astrólogos, sin desarrugar el ceño, con acento cavernoso –como quien devela el tiempo y le descubre la entraña- dicen que el mes de febrero es el más turbio del año, el más fatídico y tétrico, aunque es preludio de lluvias y pone fin al invierno.

Pero en el caso cubano, yo seguiré sosteniendo que el titular es octubre entre los meses más negros.

En el febrero cubano, por nuestra gloria tenemos el natalicio de Almeida y el de Camilo Cienfuegos, y un veinticuatro glorioso, cuando, blandiendo el acero, reanudaron la manigua Martí, Gómez y Maceo al grito de “Cuba libre” para echar al extranjero.

Hoy seguimos a caballo, cabalgando y resistiendo frente a brutales maniobras de un caprichoso bloqueo.