Cada vez que El Niño corre en su alocada corriente, unas regiones se inundan y en otros sitios no llueve.

Es la corriente de El Niño un fenómeno creciente que con el cambio climático más majadero se vuelve, y aunque la lluvia del suelo por mucho tiempo se aleje y el sol nos raje las piedras y la sequía nos seque, hay quien no siente el peligro y la amenaza no entiende.

Esos son los que derrochan toda el agua mientras pueden en piscinas y garajes, y no es raro que envenenen los ríos y manantiales, los arroyos y las fuentes con desechos industriales y letales excedentes que se impregnan en las plantas y que las personas beben.

Tales desconsiderados, egoístas e indolentes esperan que con el cambio del clima que ya se aviene si ya nos llegan granizos muy pronto nos caiga nieve.

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