Por: Joel García

El venidero 25 de febrero se cumplirán 70 años del triunfo de los Alacranes del Almendares en la edición inaugural de las Series del Caribe, celebrada en el Gran Stadium de La Habana (hoy Latinoamericano).

En la primera etapa de estos torneos, de 1949 a 1960, muchas huellas dejaron nuestros equipos con 7 títulos,  5 en línea —récord aún—, 3 platas y par de bronces.

El lanzador Conrado Marrero se anotó el triunfo inicial de estos clásicos en el Gran Stadium de La Habana, al  dominar a la Cervecería Caracas, de Venezuela; mientras Agapito Mayor, con tres de los seis triunfos y el premio de jugador más valioso;  Monte Irvin, líder en jonrones e impulsadas; y Héctor Rodríguez, primero en hit y slugging, estuvieron entre los más destacados del conjunto.

La hora de unos Leñadores reforzados

La representación dirigida por Pablo Civil para la venidera Serie del Caribe no ha dejado de ser polémica desde su conformación.

Más allá de la lógica discrepancia con algún que otro refuerzo de los convocados, la estrategia del mentor merece respeto y de una vez y por todas, es sano comprender que ningún conjunto que triunfe en nuestros clásicos tiene la calidad para aspirar a imponerse en esta justa si no suma peloteros de experiencia.

El elenco tunero cuenta con 12 debutantes a este nivel y 14 recién campeones. ¿Están listos estos Leñadores para luchar por el noveno cetro de Cuba? Una vez más, sostengo la tesis de que estas Series del Caribe son accesibles al nivel del béisbol cubano y por tanto, podemos ganar o ceder cerradamente.

La calidad de la justa exigirá el mínimo de errores, sobre todo en los choques semifinal y final.