La Habana, Cuba. – En tierra chilena han nacido reconocidos poetas de talla mundial. Entre ellos brilla con luz propia una mujer, cuya poesía y extensa obra siguen publicándose y haciendo soñar en el mundo entero.

Porque Gabriela Mistral, a pesar de sus versos tristes, no transmitió pesimismo, por el contrario: ahondó lo preciso en el dolor para brindarnos esperanza y alegría.

Esta maestra chilena caló profundamente en los oídos de muchos, y nos dio ojos no sólo para apreciar la poesía y la belleza, sino también para la vida. La vida de la poetisa sudamericana puede seguirse a través de sus versos, que revelan el andar de sus pasos por el mundo, más allá de imágenes o estados de ánimo.

Su modernismo, influenciado por Amado Nervo, pasa por el inevitable Rubén Darío, de quien tomó la ausencia de retórica y el lenguaje directo, que convirtió en patrimonio de multitudes.

Chilena de nacimiento, pero de nacionalidad mundial

Fue tal la pasión de Gabriela Mistral por la sencillez de palabras, que rechazó un prólogo de nada más y nada menos que del afamado poeta Paul Valéry a la edición francesa de sus versos.

Merecedora del Premio Nobel de Literatura en 1945, esta poetisa confesó sentir por José Martí una admiración penetrada de ternura, y visitó Cuba en 1922 y en 1938.

Gabriela Mistral se hizo universal y famosa porque supo llegar a todos los que acercaron a escucharla, a leerla, a sentirla. Sus temas predilectos fueron la maternidad, el amor, la comunicación con la naturaleza y la muerte como destino.

Chilena de nacimiento, tiene nacionalidad mundial, pero sobre todo, es patrimonio de todo el que ame la poesía.

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