La Habana, Cuba. – El hábito de fumar es responsable de una elevada mortalidad por dolencias respiratorias.

Sucede que el alquitrán, nicotina y demás elementos químicos del cigarrillo alteran la mucosa tráqueo-bronquial, provocando una disfunción del sistema mucociliar. Esto aumenta la posibilidad de que los gérmenes lleguen con más frecuencia al epitelio respiratorio.

Así explican los especialistas los efectos del tabaquismo en las vías ventilatorias, y añaden que lo dicho anteriormente lleva a una gran inflamación, con la destrucción de tabiques y alveolos, y la ruptura de los espacios aéreos, creando el enfisema pulmonar y las llamadas bulas o cavidades.

De esta forma se dificulta el intercambio gaseoso, pues hay pérdida de la elasticidad del pulmón, con una gran cantidad de aire y dificultad para expirarlo. Este proceso casi siempre es irreversible o parcialmente reversible, según el caso.

Tabaquismo y enfermedad pulmonar obstructiva

Un ejemplo de las consecuencias del hábito de fumar en el sistema respiratorio es la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica, conocida como EPOC, que está asociada en un 75 por ciento a esa adicción.

Tan es así que desde los años 50 del siglo pasado, los investigadores norteamericanos Dol y Gil evidenciaron la relación estrecha entre el tabaco y dicha dolencia.

Los especialistas explican que esa afección lenta, progresiva e irreversible es producida principalmente por una reacción inflamatoria frente al humo del tabaco, limitando el flujo aéreo. Sin embargo, al depender sobre todo del tabaquismo, es una afección evitable en la mayor parte de los casos.

La prevalencia de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica variará según se comporte el consumo de cigarro, un hábito del que se puede deshacer todo el que interiorice sus daños.