Las Tunas, Cuba. – Mientras en diferentes latitudes del planeta se lucha por preservar el medio ambiente y con ello la vida del hombre, el Monte Cabaniguán, en la oriental provincia de Las Tunas, deviene ejemplo de protección de la flora y la fauna.

Ubicado en el extremo sur del municipio de Jobabo, a unos 700 kilómetros de La Habana, el sitio resulta ideal para la investigación científica y la práctica del ecoturismo.

En la protección del Monte Cabaniguán se hace notar la contribución del Estado cubano, uno de los máximos responsables del logro de mantener allí su vegetación y una amplia fauna que admira a quienes frecuentan su entorno.

Alta jerarquía alcanza el bosque conformado por palmeras y manglares y dividido por esteros que son navegables en pequeñas embarcaciones.

Tierra de flamencos, cateyes y tocororos

El Monte Cabaniguán, en la oriental provincia de Las Tunas, descuella como un reino donde mayorea la madre naturaleza. Su avifauna es muy rica por las grandes poblaciones y el número de sus especies.

De modo que en esos lares se localizan, con relativa facilidad, águilas pescadoras, flamencos, garzas, gaviotas, cateyes, tocororos, palomas y carpinteros verdes.

En la singular zona antillana se han desarrollado diversos eventos científicos, con presencia foránea interesada en observar, in situ, el mayor refugio mundial del cocodrilo americano.

Por tales atributos, el Monte Cabaniguán se destaca como un sitio en el que se protege la flora y la fauna, en favor de la preservación de la especie humana.