La Habana, Cuba. – El 31 de agosto de 1934, Ivo Fernández Sánchez cumplía 22 años. Al ver que la policía llevaba detenido a su amigo Rodolfo Rodríguez Díaz, intentó rescatarlo y fueron detenidos.

Calles habaneras fueron testigos de cuando los sacaron del edificio de Monserrate y Empedrado, haciéndoles creer que los llevaban a la prisión del Príncipe; pero en calle G esquina a 29, pararon y simularon que una goma del auto estaba ponchada.

Los esbirros dispararon contra los jóvenes guiteristas, lanzaron tiros al aire fingiendo un intento de ataque, y los asesinaron; con ellos iba Reinaldo Balmaseda, quien, al llegar herido al hospital de Emergencias, declaró lo sucedido al periodista Pablo de la Torriente Brau.

Tendidos en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, casa donde Ivo estudiaba Derecho, el estudiantado rindió homenaje solemne.

Ola de protestas

El crimen contra los jóvenes revolucionarios Ivo Fernández y Rodolfo Rodríguez levantó una ola de protestas en todo el país, destacándose las de los estudiantes de Camagüey y Santiago de Cuba.

En torno al atentado, revolucionarios como Antonio Guiteras firmaron un documento en que hacían responsable al imperialismo de la muerte de ambos: “Sobre la tumba de Ivo y Rodolfo hay que poner el siguiente epitafio: ‘Valerosos mártires de la libertad asesinados por los sostenedores del imperialismo yanqui’”.

Ante el hecho cometido por la dictadura machadista, Guiteras manifestó que era inútil pedir justicia a desgobiernos carentes de autoridad y fieles servidores de intereses extranjeros.

En varios puntos de la calle G fueron asesinados en diferentes épocas Ivo Fernández, Rodolfo Rodríguez, Marcelo Salado y los hermanos Raimundo Solano y José Antonio Valdés Dausá.