La Habana, Cuba. – Este 6 de febrero, Camilo Cienfuegos Gorriarán celebra su onomástico número 92 entre nosotros, como un mito del pueblo.

Su imagen, junto a las del Che y Mella, componen el emblema de la Unión de Jóvenes Comunistas como símbolos de trabajo, lucha y estudio.

A Camilo lo seguimos viendo rebelde, con su gran sombrero, delgado y barbudo, en cada batalla diaria contra lo incorrecto. Lo evocamos como el líder experto, el Comandante de un pueblo que se identificaba con sus ideas, sus bromas y todo lo que lo definía como un cubano revolucionario.

El hijo de Ramón y Emilia fue un hombre que no toleró las injusticias y luchó contra ellas. Estuvo entre los 12 expedicionarios del Granma que sobrevivieron al combate de Alegría de Pío, y entre los primeros en bajar de la Sierra a cumplir una misión de Fidel.

La imagen del pueblo

El cubano cotidiano se identifica con el Héroe de Yaguajay porque lo ve como uno más de los empleados detrás del mostrador de ropa para hombres en la calle Reina, hasta que se unió a la Revolución que triunfó un Primero de Enero; como lavaplatos de un restaurante neoyorquino, cuando conoció a Fidel y viajó a México para entrenarse junto a Raúl, el Che, Ramiro, Almeida y otros que vendrían en el Granma a liberar a Cuba.

Camilo es también la imagen del pueblo, como lo definiera el Guerrillero Heroico, por sus discusiones ideológicas, los eternos chistes, porque recitaba a Lorca, cantaba canciones cubanas y se enamoraba todos los días, según lo describe una crónica de la época.

A 92 años de su nacimiento, el héroe del sombrero alón libra junto a nosotros cada batalla de estos tiempos, con la misma sinceridad de su sonrisa.