La Habana, Cuba.- Estudioso y seguidor del pensamiento de José Martí, desde los días del asalto al cuartel Moncada, el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, tuvo claro que para el pueblo resultaría fundamental acceder a una educación que elevara su nivel cultural.
Para ser verdaderamente libre, Cuba tendría que ser culta.
Con la guía del Comandante en Jefe, la Revolución se dio a la tarea, paso a paso, de alfabetizar al pueblo, crear aulas, formar maestros, potenciar el desarrollo de la ciencia, generalizar la enseñanza superior. En el horizonte, Fidel veía un pueblo que pensaba.
Ante los intelectuales, en temprano encuentro, esbozó la idea de trabajar por una cultura general, concepto consolidado en el siglo XXI. Sobre la necesidad de que el creador produjera para el pueblo y este a su vez elevara su nivel cultural y se acercara a los artistas, se pronunció Fidel en junio de 1961.
Salvar la cultura
En tiempos de bonanza como en los más duros, la Revolución ha mantenido el propósito de forjar una sociedad capaz de comprender y disfrutar todas las manifestaciones de la cultura.
La idea defendida por Fidel desde los inicios del proceso revolucionario cubano, de poner al alcance del pueblo el patrimonio artístico de la humanidad, nunca perdió vigencia.
Conocedora de que solo a través del conocimiento se puede concebir un ser humano culto, y fiel a su principio de solidaridad, la Revolución abrió aulas de diferentes niveles de enseñanza para jóvenes de otros países y envió maestros a distintas latitudes.
Fidel voceó al mundo que cuando el pueblo logra una cultura superior, si bien aumentan los beneficios materiales, la riqueza espiritual que obtiene es lo verdaderamente imponderable. Y en los duros años del período especial, llamó a salvar, primero, la cultura.
Dignificar al hombre
Mucho ha insistido Fidel en la necesidad de conocer la historia de Cuba, la de América Latina y la universal para vigorizar el saber. Y también en convertir a la cultura en un hecho de masas, capaz de contrarrestar la globalización cultural impuesta por el capitalismo y de permitir que los pueblos del Sur conserven su identidad.
La concepción de cultura general integral a la que llegaría Fidel en los albores del siglo XXI insiste en el derecho de todos los ciudadanos a conocer sobre arte, historia, política, filosofía, economía y ciencia, y de adquirir una formación ética, humanista y solidaria.
En esta visión de la cultura se revela la universalidad del pensamiento de Fidel, en el cual los términos unidad e integración desbordan sus significantes nacionales, para enfocarse, sobre todo, en el mejoramiento de los pueblos latinoamericanos.