La Habana, Cuba. – En el sistema constitucional español, la elección del presidente del gobierno es una decisión parlamentaria y  no popular. El Congreso es el encargado de acreditar que el mandatario cuenta con una mayoría legislativa suficiente para desarrollar de manera estable el trabajo en el Palacio de La Moncloa.

Por eso, formar gobierno cuando no hay una mayoría absoluta, siempre es un problema que solo se solventa con las alianzas entre los partidos. Y eso es justamente lo que sucede ahora, cuando en las elecciones de julio ganó el derechista Partido Popular, pero sin alcanzar los votos suficientes para gobernar en soledad.

Constituido el nuevo Congreso salido de las urnas, ahora hay un corre corre entre las fuerzas políticas para reforzar cada trinchera con los eventuales aliados. Tanto la derecha como la izquierda tratan de arrimar la brasa a su sartén.

Negociar el poder

Hace una semana, y cumpliendo lo que establece la Constitución española, el Rey Felipe VI propuso al líder del derechista Partido Popular, Alberto Núnez Feijóo, como candidato a la investidura de presidente de gobierno.

Esa proposición deberá ser discutida y votada en el Congreso a fines de este mes, cuando se espera una gran bronca, porque otras fuerzas políticas han rechazado la propuesta real. Por supuesto, la situación otorga mayor protagonismo a los reclamos de pequeños grupos nacionalistas e independentistas vascos, catalanes, navarros y canarios, entre otros.

Al entrar en alianzas, esas agrupaciones políticas inclinarán la balanza hacia uno u otro lado. Restan tres  semanas de negociaciones para que en Madrid se proclame el gobierno, por eso ahora España sigue a la espera.