El Templete y la ceiba marcan el sitio fundacional de La Habana

La Habana, Cuba. – Dicen que fue en parajes de la costa sur donde los conquistadores españoles instalaron su primer campamento, allá por 1514. Pero de aquel hecho no existen aún pruebas fundamentadas.

El sitio de asentamiento definitivo fue al norte, junto a una bahía bien resguardada y de posición estratégica.

El 16 de noviembre de 1519, bajo la sombra de una frondosa ceiba, se ofició la primera misa que bendijo el nacimiento de la villa de San Cristóbal de La Habana.

Una columna de piedra levantada en el lugar en 1750, y un templete neoclásico levantado en 1828 dan cuenta de aquel acontecimiento.

Allí empezó a vivir la capital de Cuba, ésa que -con sus luces y sombras- exhibe un invaluable acervo arquitectónico, testimonio del decursar del tiempo y de su propia historia, inscrita en edificaciones, monumentos y barrios.

Una ciudad viva y generosa

Una joven ceiba recién afinca sus raíces donde antes estuvieron otras. Ese árbol sagrado y poderoso, simboliza la fundación de La Habana y ahora es también como una alegoría de su renovación rumbo a su cumpleaños 500.

Fortalezas, iglesias y mansiones coloniales conviven con edificaciones de códigos de otras épocas, con el eclecticismo arquitectónico que las distinguen. Así es el tejido de esta ciudad viva, generosa y cosmopolita, que pide para sí un mayor sentido de pertenencia de sus hijos.

La Habana nuestra es hermosa y cálida, sabe de amores pero también de heridas.

Por eso hay que seguir trabajando por ella, para respetar sus valores, hacerla aún más acogedora y evitar que su fisonomía se desfigure.  No por gusto es una ciudad Maravilla del mundo.