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Carlos del Porto Blanco

Hay atajos para la felicidad, y el baile es uno de ellos. Vicki Baum

El pasado fin de semana Danza Contemporánea de Cuba, compañía dirigida por el maestro Miguel Iglesias, Premio Nacional de Danza 2018 se presentó en la sala Avellanera del Teatro Nacional de Cuba, con un espectáculo de lujo.

Esta compañía, referente de la danza moderna y contemporánea cubana, se caracteriza por su espíritu de renovación y sus colaboraciones con múltiples creadores del mundo. El grupo también celebró el aniversario 65 de la primera puesta en escena del conjunto formado por Ramiro Guerra en el teatro Nacional el 19 de febrero de 1960. Para estas primeras funciones del año 2025, el grupo escogió un clásico de la compañía y de la danza moderna cubana, la obra Súlkary, con coreografía de Eduardo Rivero.

Marilyn Garbey Oquendo comenta sobre esa obra en el artículo Súlkary hasta hoy, “Lo primero que estremece al espectador de Súlkary es la voz de la solista, acompañada por el coro, al que le sigue el ritmo trepidante de la percusión y el sonido de la flauta. Luego, aparecen en escena tres parejas, de mujeres y hombres negros, semidesnudos. Semejantes a esculturas africanas, esas que se tallan en madera preciosa y duradera, las parejas establecen una relación de cortejo y seducción, en la cual el hombre y la mujer desbordan fuerza y sensualidad. Elegantes movimientos de torso, brazos ondulantes, fuertes movimientos de cadera y mucho trabajo en el piso, son las pautas para que se desarrolle esta batalla de deseos”

Y agrega “Las mujeres visten un leotard que sugiere desnudez de los cuerpos y los hombres llevan una trusa que solo cubre el órgano sexual; como adornos solo collares de caracoles, y como único elemento escenográfico los bastones de madera que se transforman en objetos fálicos”. Y concluye, “La escena final de Súlkary es muy emocionante. Después de la realización del ritual de fecundidad, cuando el sonido de los tambores batá cala muy hondo en la sensibilidad de los espectadores y, tras la cargada, las parejas descienden hasta el piso para levantarse, entonces desfilan en comunión, mostrando el perfil tal como las esculturas africanas. La mujer toma la delantera y el hombre la sigue, el palo de connotación fálica indica el camino”.

La pieza Purple Fools (Tontos morados), estreno en Cuba y coreografía del italiano Mauro de Candia. Salen a escena diez bailarines, vestidos con trajes de gala, establecen un juego de desafío, seducción y ostentación, acompañado de versiones de piezas musicales de Offenbach, Vivaldi, Strauss y Mozart. La obra se caracteriza por una musicalidad especial combinando partes grupales enérgicas con fragmentos silenciosos y poéticos. A medida que avanza el tiempo, la hilaridad y el caos van in crescendo.

Esta vez Danza Contemporánea presenta dos obras, con visiones y estéticas diferentes, pero que lograron un buen diálogo sobre el escenario. El público lo agradeció con sus aplausos.

 

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