La Habana, Cuba. – Muchos son los sistemas de gobiernos en el mundo y muchos son también los mecanismos electorales para determinar la forma de dirigir a los pueblos.

Experiencias hay de todo tipo acerca de la manera de establecer y elegir a los gobernantes. Cuba, tras el triunfo de la Revolución y luego de un cúmulo de transformaciones políticas, económicas y sociales, situó a las masas como eje cardinal en la toma de decisiones de la nación.

Entre los hitos más relevantes del proceso revolucionario cubano está el establecimiento del Poder Popular en 1976 con la sesión constitutiva de la Asamblea Nacional del Poder Popular, cuyo presidente fue el diputado Blas Roca Calderío, el vicepresidente Raúl Roa y el secretario José Arañaburu.

También se eligió el Consejo de Estado y el Consejo de Ministros.

El pueblo, manantial de diputados                    

La Asamblea Nacional del Poder Popular es el órgano supremo del poder del Estado, representa a todo el pueblo y expresa su voluntad soberana. Es el único órgano con potestad constituyente y legislativa en la República, y se elige cada 5 años.

Si algo distingue a nuestro sistema político es que esa Asamblea Nacional la integran diputados elegidos por el voto libre, igual, directo y secreto de los electores, en la proporción y según el procedimiento que determina la ley.

Y si algo nos enorgullece, es que sus diputados pertenecen al pueblo; son maestros, carpinteros, albañiles, ingenieros, médicos, entre otros, y tienen como respaldo su moral y actitud ejemplar en el barrio.

Como afirmara Fidel: El principio de que el pueblo postula y elige es lo que nos coloca en primer lugar entre los países democráticos del mundo.