Por: Sealy Gardón Pantoja

La Habana, Cuba. – Voz en torrente, caudal de pasiones desbocadas a veces, sabiamente contenidas en otras, terremoto de un alma que vibra al compás de los acordes. Mercedes Sosa renunció a ser llamada cantante, como quien puede, y se hizo llamar cantora, como quien debe, como quien asume el reto de estar del lado de la vida, sin vanaglorias.

En su voz, América Latina renace, se reinventa desde la nobleza del arte que transforma, aunque probablemente su timidez no le permitió notar que nada quedaba igual tras de sí.

La Negra puso su pecho musical como estandarte de justicia y eso le costó censuras, listas negras, amenazas, pero jamás pudieron acallarla.

Mercedes Sosa, a 12 años de tu partida de este mundo al que dejaste tanta luz, todavía te cantamos. Cántame también, Negra, que con tu voz se calma mi dolor.