La Habana, Cuba. – Si la cantidad de sudor derramado en los entrenamientos determinara las medallas, Mijaín López tiene asegurado el título en la cercana Olimpiada de París 2024.

Hoy sufro yo, pero mañana sufrirá otro, dice a Radio Reloj con una sonrisa pícara para ratificar su intención de alcanzar la quinta medalla consecutiva de oro olímpico.

El Gigante de Herradura se mueve como uno más en la preselección nacional que por estos días entrena en Varadero. Al amanecer carreras en la arena combinadas con topes ligeros. A media mañana entrenamiento técnico con duras tandas de ejercicios. En la tarde otra sesión de trabajo físico y más combates.

Estoy cansado por la carga, pero contento porque se acerca la hora de la verdad, asegura Mijaín, mientras el sudor hace un charco en el colchón donde combatió en línea con tres contrarios.

Un atleta excepcional

Mijaín López llegará a París unos días antes de cumplir 42 años. Pero la mole musculosa de 130 kilogramos y 1 metro 96 centímetros, alcanza hoy un rendimiento superior en un 15 por ciento a lo que logró en las dos Olimpiadas anteriores.

Ese es el resultado del duro entrenamiento diseñado por el profesor Raúl Trujillo y sus colegas del equipo de lucha grecorromana.

Y también de la disciplina estricta que exhibe el pinareño, convencido de que las medallas se ganan en la preparación. Y es que no descansa ese excepcional luchador, que ha tenido una carrera inigualable.

Voy por la quinta medalla de oro. Esa es mi meta y nunca he defraudado a mi pueblo, afirma con convicción Mijaín López, un atleta que casi rebasó los limites humanos, pero que sigue agrandando la leyenda.