La Habana, Cuba. – Pocos conocen de una rareza literaria venida desde Puerto Rico.

En el año 2013, Ediciones La Memoria, del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, publicó el decimario La historia me absolverá, obra del poeta, maestro y dirigente sindical boricua Juan Camacho Moreno.

Se trata de la narración en estrofas decimales y versos octosílabos del famoso alegato presentado por Fidel Castro Ruz ante el Tribunal de Santiago de Cuba, en defensa de la gesta que dirigió el 26 de julio de 1953, y que tuvo como objetivo el ataque armado a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.

En su dedicatoria, el autor patentiza: A Fidel Castro Ruz, quien no solamente fue absuelto por la historia, sino que con su liderazgo, su inteligencia y su lucha por la paz, se ha ganado uno de los sitiales más altos de la misma.

Una historia inusual en décimas puertorriqueñas

En su prólogo titulado La historia me absolverá en décimas puertorriqueñas: otra vez de un pájaro las dos alas, Luis Raúl Albaladejo resalta que el decimario no es solo fruto del esfuerzo, el talento y la maestría de Juan Camacho Moreno, sino, sobre todo, fruto del afecto y la solidaridad que él, como miles de puertorriqueños, guardan para la hermana Antilla.

Desde esta otra ala del pájaro, Juan nos sorprende, dando a La historia me absolverá una inesperada forma poética.

Y aunque es él quien aporta esa forma, el contenido del texto y la voz de Fidel quedan ahí intactas, como si Juan, como un guiño amistoso y tomando prestado aquel verso que Miguel Barnet escribió para el Che, le dijera a Fidel: “Yo compuse las décimas, pero el poeta eres tú”.

La centenaria amistad entre Cuba y Puerto Rico encuentra en ese libro otra de sus expresiones.

Alegato para la historia

El poeta boricua Juan Camacho Moreno recoge en décimas el alegato que Fidel Castro dejara para la historia en un juicio que, de acusado, pasó a ser acusador de la tiranía batistiana.

Escuche aquí, el inicio de tan curiosa obra: Nunca un letrado ha tenido difíciles condiciones, / ni acusado las sanciones que ambos hemos sufrido. / De abogado no he podido siquiera ver el sumario / de acusado, solitario en una celda sombría / 6 meses y 4 días en un castigo arbitrario.

/ No quiero actuar de tribuno ni de pueril vanidad / Dos motivos de verdad con el corazón aúno. / Hacer mi defensa es uno, dos, porque quien haya sido / tan vil y hondamente herido puede hablar en la ocasión / con sangre en el corazón y en sus más plenos sentidos.

Fiel y subyugante texto que patentiza la grandeza del líder de la Revolución.