Para respaldar la esencia humanista de la sociedad cubana y cubrir las necesidades básicas de la población, la política de precios establece la centralización de los importes minoristas de productos y servicios de alto impacto, sean normados o comercializados en mercados liberados.

La canasta familiar normada se vende con subsidios, con las particularidades de la vinculación del consumidor a un establecimiento específico, y la distribución de un per cápita de alimentos.

A ello se añade que el precio minorista pagado por la población está por debajo del costo, y la diferencia entre el real y el que se vende, lo asume el Presupuesto del Estado, explica el Director General de Servicios del Ministerio de Comercio Interior, Yosany Pupo, quien pone al arroz como ejemplo de la actual distorsión de precios.

Un mismo producto, varios precios

En el sistema de comercio interior se manifiestan hoy distorsiones originadas por la formación de precios, el destino del producto, o los registros inadecuados, afirma el economista Yosvany Pupo.

El caso del arroz resulta paradigmático, pues en el mercado en pesos tiene cuatro precios: 25 centavos para las cinco libras que recibe cada consumidor por la canasta familiar, 90 centavos en las dos libras adicionales, y en la venta liberada cuatro pesos el importado y tres el nacional.

Esa mercancía tiene complejidades desde el control primario que se origina en establecimientos del comercio minorista, una deformación en el proceso condicionada al destino del producto.

Y es que toda mercancía crea una distorsión si no refleja los costos reales y si el precio minorista no es continuidad del mayorista.

De ayer a hoy

Para hablar del impacto de la distorsión de los precios minoristas en el comercio interior hay que hacer un breve recorrido por el comportamiento de la política de precios.

En marzo de 1962, se implementó el sistema de abastecimiento racionado de artículos de consumo, la conocida Libreta o Cartilla.

Décadas más tarde, en 1994, a partir de lo acordado en la Asamblea Nacional del Poder Popular, se inició el saneamiento de las finanzas internas.

En ese momento se adoptaron decisiones referidas a la elevación de precios y tarifas de productos y servicios que no eran de primera necesidad, en tanto se eliminó un conjunto de gratuidades.

Ahora, el país busca acercarse a la realidad económica y corregir los precios minoristas.

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