La Habana, Cuba. – Ningún proceso social como la Revolución Cubana se ha apoyado tanto en las masas, ese concepto general que engloba al ciudadano común y anónimo que con su trabajo día a día hace la historia del país.

Ese es el secreto y el misterio de una transformación profunda que hace más de medio siglo involucró a la mayoría de los cubanos.

Y para desentrañar ese arcano hay que acercarse a los CDR, la más amplia y masiva de las organizaciones sobre la que se sustentó, y aún se apoya, el cambio radical que significó el triunfo guerrillero del 1ro de enero del 59.

Nacida al calor del enfrentamiento directo al enemigo, fruto de dos bombazos que desataron una increíble fuerza social, esa organización barrial sigue siendo hoy, como hace 62 años, un baluarte de la defensa de la Revolución.

Con la misma esencia

Los CDR siguen teniendo la misma misión que les dio origen: la defensa de la Revolución; claro que transcurrido 62 años ha habido cambios sustanciales en estilos y métodos de trabajo.

Pero también son más complicadas las tareas porque no es lo mismo combatir frontalmente, como fue en los años iniciales de la Revolución, que tener que prevenir ahora no sólo conductas contrarrevolucionarias, sino incluso indisciplinas sociales.

“Los que nacen bajo el estampido de las bombas están a toda prueba”, decía Fidel en el Primer Congreso cederista y aquella afirmación parece haberse reafirmado con el paso de los años.

Hoy, la más masiva de nuestras organizaciones, próxima a su aniversario 62 de creada, sigue garantizando que la Revolución tendrá protagonismo en cada cuadra.