“El hombre es enemigo de lo que ignora: enseña una lengua y evitarás una guerra. Expande una cultura y acercarás un pueblo a otro”. Proverbio árabe.

La Habana, Cuba. – Arabia Saudita es el lugar de nacimiento del Islam y el hogar de dos de los santuarios más sagrados de esa religión: La Meca y Medina. El estado saudita moderno fue fundado en 1932 por Abd al-AzizbinAbd al-Rahman al Saud (IbnSaud) después de una campaña de 30 años para unificar la mayor parte de la península Arábiga. El país del Medio Oriente, es un importante productor de petróleo y gas natural. Lidera la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG). Se considera el segundo país en la producción mundial de petróleo, solo detrás de los Estados Unidos, y el mayor exportador mundial de crudo, con reservas probadas de petróleo en el orden de los 264 mil 200 millones de barriles. (CIA FactBook, 2024).

La nación constituye una de las principales potencias regionales en Oriente Medio; por ello, desempeña un rol central en la estabilidad política, los conflictos y las alianzas dentro del mundo árabe. Ha utilizado su influencia para desempeñar un papel activo en la diplomacia regional, ha sido parte de coaliciones y foros como la Liga Árabe, el CCG y ha buscado liderazgo en asuntos islámicos a través de la Organización para la Cooperación Islámica (OCI). También ha intervenido en varios conflictos de Oriente Medio para proteger sus intereses y contrarrestar la influencia de otros actores regionales, brindando apoyo financiero, militar y político a países y grupos aliados.

El país ocupa alrededor de cuatro quintas partes de la península Arábiga, la cual se encuentra entre el golfo Pérsico y el mar Rojo, al norte de Yemen. Tiene un área de dos millones 149 mil 690 kilómetros cuadrados, y es el décimocuarto país más extenso del mundo. Posee fronteras con siete naciones: Iraq, 811 kilómetros; Jordania, 731 kilómetros; Kuwait, 221 kilómetros; Omán, 658 kilómetros; Qatar, 87 kilómetros; Emiratos Árabes Unidos, 457 kilómetros y Yemen, 1307 kilómetros. El reino es fundamentalmente desértico. Su punto más alto es el monte Sawd? con 3207 metros sobre el nivel del mar.

La tierra cultivable es solo el 1.5% del territorio y los bosques ocupan el 0.5%. El país ha logrado la autosuficiencia en la producción de trigo, huevos y leche, entre otros renglones básicos, aunque todavía importa la mayor parte de sus necesidades alimentarias. El trigo es el principal cereal cultivado, seguido del sorgo y la cebada. Los dátiles, los melones, los tomates, las papas, los pepinos, las calabazas y los zapallos también son cultivos importantes. Dos limitaciones significativas para la producción son el suministro deficiente de agua y la pobreza del suelo. Se han construido presas, principalmente en el suroeste, para almacenar agua para riego y como medio de control de inundaciones. La expansión agrícola ha sido significativa en las zonas irrigadas, mientras que la cantidad de tierra dedicada a la agricultura de secano ha disminuido. Se han descubierto importantes recursos de agua subterránea en las partes central y oriental del país, las que se han explotado para la agricultura; sin embargo, esos acuíferos subterráneos son difíciles de renovar. Enciclopedia Británica (2024).

El país es la decimoctava economía del mundo, con un Producto Interno Bruto, PIB, real (paridad de poder adquisitivo) de mil 594 millones de millones de dólares; su tasa de crecimiento fue del 3.24% y el PIB per cápita de 44 300 dólares, según datos de 2021. Sus principales recursos naturales son petróleo, gas natural, hierro, oro y cobre.El mapeo de reconocimiento geológico del escudo precámbrico en el oeste reveló depósitos de oro, plata, cobre, zinc, plomo, hierro, titanio, pirita, magnesita, platino y cadmio. También existen recursos no metálicos como piedra caliza, sílice, yeso y fosforita. En los últimos años el príncipe heredero Mohamed Bin Salman, cabeza visible del reino al actuar en nombre de su anciano padre, el rey Salman, ha promovido el desarrollo de áreas vitales de la nueva economía.

En el año 2023 la población se estimaba en 35 millones 939 mil 806 habitantes, lo cual la ubicaba en el lugar 42 en el mundo. El 23.45% de los habitantes se encuentran en el grupo etario de 0 a 14 años; el 72.36% entre 15 y 64 y los mayores de 65 años alcanzaron el 4.19%.

El gasto militar del país en el año 2022 constituyó el 6% de su PIB. El inventario de sus fuerzas militares incluye sistemas modernos de armas, en su mayoría, de Estados Unidos; otros proveedores importantes son Francia y el Reino Unido; Arabia Saudita fue uno de los más grandes importadores de armas del mundo en el 2023. La armada saudita se encuentra en medio de un programa de expansión y modernización multimillonario, de varios años, con el objetivo de comprar nuevas fragatas, corbetas y otras embarcaciones navales de proveedores como España y Estados Unidos.

El programa saudita Visión 2030 (Lizarralde C. (2023) prevé aumentar los ingresos no procedentes del petróleo hasta 250.000 millones de euros en 2030, frente a los 41.000 millones de euros en 2015. Diversificar la economía es el sentido de Visión 2030, cuyo propósito es el logro de  una menor dependencia del carburante. Se pretende situar al país en primera línea de los sectores más decisivos de la actividad económica: energía, transportes, defensa y telecomunicaciones. Se plantea transformar a la compañía Aramcopetrolera, la tercera por valor bursátil a nivel mundial, la cual pasaría de ser una empresa productora de petróleo a un conglomerado industrial mundial.

El desarrollo económico en actividades no petroleras se orienta hacia el desarrollo urbano, la actividad industrial y comercial y el sector turístico. Se seguirá dotando al ejército de la mejor maquinaria y equipamiento posibles, se planea fabricar la mitad de las necesidades militares dentro del Reino para crear más oportunidades de empleo para los ciudadanos y mantener más recursos en el país. En 2017 Arabia Saudita solo fabricó el 2% del armamento que compró. A partir de la guerra del Golfo, los gastos militares se incrementaron y, de hecho, figuró como el mayor importador mundial de armas pesadas entre 2016 y 2020.  (Lizarralde Chema (2023).

La ampliación con cinco nuevos países de los Brics, garantiza su presencia política en Oriente Medio (gracias a Irán y Emiratos Árabes Unidos), así como en el Norte de África (a través de Egipto y Etiopía). Con la esperada entrada definitiva de Arabia Saudita, el grupo controlaría casi la mitad de los recursos energéticos mundiales, especialmente el petróleo y el gas natural, y ampliaría enormemente la influencia de la agrupación. Debe destacarse que a inicios de febrero de 2024 el canciller del reino planteó que aún se estudiaba la integración a ese foro político y económico de países emergentes.

La membresía de la nación árabe a los Brics, confirmaría la tendencia de un alejamiento gradual de Arabia Saudita del bloque liderado por Estados Unidos. Las relaciones entre ambos países se han deteriorado en la última década, con excepción de un paréntesis durante el mandato de Donald Trump. Ese distanciamiento se debió, fundamentalmente, a la menor dependencia estadounidense del crudo saudita, la ineficacia del acuerdo tácito saudí-estadounidense ‘’seguridad a cambio de energía’’ y las discrepancias entre ambos países, en particular con la presente administración, en temas como los derechos humanos. Además, la creciente convergencia en varias esferas de Arabia Saudita con China y Rusia, así como el reciente restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Irán, histórico enemigo de Estados Unidos, bajo los auspicios chinos, han agravado las relaciones entre Riad y Washington.

Es importante tener en cuenta que las acciones del reino wahabita forman parte de la agenda nacional, promovida por Bin Salman, que buscan diversificar las alianzas, elevar el status, la imagen y la influencia del país a nivel regional y global, así como reducir la dependencia económica del petróleo. Sin embargo, eso no representa que el país asumirá a futuro una actitud antioccidental o confrontacional hacia Estados Unidos, puesto que aún depende en gran medida de dicha potencia para su seguridad y este último sigue constituyendo un aliado estratégico del reino.

Arabia Saudita, China y Rusia han convergido, en los últimos años, en temas económicos y comerciales, pero también en asuntos vinculados a la geopolítica regional y global. La nación árabe y la asiática incrementaron sus vínculos como parte de la “Iniciativa de la Franja y la Seda” y la “Visión 2030”. Dichas estrategias buscan una mayor interacción ente Pekín y Riad, en materia económica y el crecimiento de la cooperación y las inversiones entre ambos Estados. En los últimos 10 años esas naciones han presentado un significativo fortalecimiento que se ha extendido más allá del intercambio de hidrocarburos. El comercio binacional asciende a 80 mil millones de dólares, donde el Dragón Rojo se ha convertido en el principal socio comercial del país árabe, consumiendo el 20% del crudo saudí.

Por su parte, la relación de Arabia Saudita con Rusia ha experimentado una marcada evolución en los últimos años, y pasó de estar centrada principalmente en los asuntos energéticos a abarcar una gama de áreas más amplia. Ejemplo de ello son los sectores de la inversión y el comercio bilateral, donde ambos países han realizado discusiones y acuerdos en esferas como la agricultura, la tecnología nuclear y la inversión en infraestructuras. Además, se han explorado oportunidades de cooperación en ámbitos como la industria militar y la transferencia de tecnologías.

Con la entrada de Arabia Saudita a los Brics se vislumbran implicaciones comerciales y financieras significativas. En primer lugar, es posible que se produzca un reajuste en la geopolítica de la energía, lo que podría desafiar el dominio de los mercados petroleros occidentales y fomentar una mayor cooperación energética en los ámbitos de exploración y producción de petróleo. Eso, a su vez, contribuiría a una mayor seguridad energética para los países miembros de la organización. Además, podría alterar el monopolio del petrodólar, permitiendo la aceptación de otras divisas en el comercio del crudo, lo cual favorecería una mayor multipolaridad en el Sistema Monetario Internacional y podría afectar la hegemonía del dólar estadounidense. (Miranda González,S., & Blanco Peñate, A., (2024).

Movimientos como este muestran la progresión hacia un mundo multipolar, en el cual el dólar, el euro y el yuan podrían ser divisas dominantes en América, Europa y Asia, respectivamente; esto llevará tiempo, pero lo trascendental es que no haya punto de retorno. La lucha por una moneda de reserva alternativa al dólar enfrenta desafíos políticos y económicos complejos, y la prevalencia del dólar en los pagos internacionales persistirá un tiempo. En última instancia, la entrada de Arabia Saudita a los Brics plantea preguntas sobre la posible desdolarización y el cambio en las dinámicas económicas y geopolíticas, que abren una esperanza a la consolidación de un mundo multipolar donde  la economía es clave.

Referencias Bibliográficas.

FactBook CIA (2024). Arabia Saudita. Recuperado a partir de: https://www.cia.gov/the-world-factbook/countries/saudi-arabia/summaries

Lizarralde C. (2023)’Vision 2030′: así es el plan de los saudíes paradominar la economía mundial. Recuperado a partir de:https://www.20minutos.es/noticia/5170472/0/vision-2030-asi-es-el-plan-saudi-para-asaltar-el-liderazgo-economico-mundial/#

Miranda González,S., & Blanco Peñate, A., (2024) La incorporación de Arabia Saudita en los BRICS: posibles implicaciones comerciales y financieras.Revista Política internacional. Volumen 6, Número 1. Páginas 243-250. Recuperado a partir de: https://rpi.isri.cu/index.php/rpi/article/view/484/1389

Enciclopedia Británica (2024)Saudi Arabia.Recuperado a partir de:https://www.britannica.com/place/Saudi-Arabia#ref45197