La Habana, Cuba. – Los vientos del mundo anidaron en el antropólogo y explorador noruego Thor Heyerdahl, en la insaciable vocación de dejar en los hombres el legado de sus antepasados.

Interesado por los éxodos de los pueblos de la antigüedad, emocionó al mundo en 1947 cuando franqueó el Pacífico, acompañado de otros 5 hombres a bordo de la balsa Kon-Tiki, construida con troncos, plantas y materiales naturales de Sudamérica.

Ciento un días duró la ruta de 8 mil kilómetros desde Perú hasta el archipiélago Tuamotu, para demostrar que los primeros asentamientos humanos de América del Sur quizás tuvieran origen en las islas del Pacífico.

Thor Hayerdahl, el noruego que afirmó que nunca había visto fronteras, pero sí había oído que existían en las mentes de algunas personas, nació el 6 de octubre de 1914, en Larvik.

Thor y Fidel

Thor Hayerdahl llegó por primera vez a Cuba en noviembre de 1988 y presenció la fuerza del huracán Kate con vientos entre 150 y 200 kilómetros por hora.

Ante la tragedia, lamentó no conocer a Fidel Castro, quien andaba de recorrido por las provincias abatidas, orientando la recuperación.

Entonces, el Comandante lo llamó al recorrido, y el antropólogo declaró al periódico villaclareño Vanguardia que solo una organización social como la del pueblo cubano era capaz de enfrentar exitosamente cualquier calamidad, y habló de la identidad del pueblo con sus líderes.

Thor Hayerdahl vino a Cuba por última vez en febrero del 2002, invitado a la Feria Internacional del Libro; dos meses después presentó una enfermedad terminal y al despedirse de los suyos, dijo: “Ha llegado la hora de que haga el viaje que me falta”.