A pesar del bloqueo yanqui y en el contexto de crisis económica mundial, Cuba continúa su batalladora marcha para garantizar lo más preciado del ser humano: la salud.

Hito en esos esfuerzos es exhibir una tasa de mortalidad infantil de 4 por cada 1 000 nacidos vivos, la más baja de la historia.

¿De qué habla ello? Se trata del indicador más importante que muestra el principal logro de un sistema sanitario, y el nuestro, por demás gratuito, equitativo y universal, responde a estándares de países del Primer Mundo.

Desde el vientre materno ya se vela por la salud de nuestros niños, que después son protegidos contra 13 enfermedades prevenibles por vacunas. Y a los que nacen con discapacidades se les garantiza una atención diferenciada y especializada para una rehabilitación que los incorpore a la sociedad como personas útiles.

Realidades irrefutables

En la actualidad, la esperanza de vida de los cubanos al nacer se acerca a los 80 años, otro indicador que expresa el éxito de los programas sanitarios integrales que permiten alargar la existencia y llegar a la vejez, favorecida también por una atención especial.

Ningún dolor, ninguna necesidad, nada humano escapa al Sistema de Salud en Cuba, pues es una medicina profundamente comprometida con el hombre.

Proteger, salvar cada vida, son principios salubristas que se defienden en todos los niveles de salud, en especial desde la atención primaria, cuyos médicos y enfermeras de la familia asumen los padecimientos desde una postura preventiva, y enfrentan difíciles contingencias epidemiológicas, que han permitido salvar muchas vidas.

Ciencia de alto nivel

Sin distinción de raza, credo ni posibilidades económicas, todo cubano tiene derecho a ser tratado con una medicina de elevado nivel científico. Cítese el campo de la trasplantología, cirugías altamente costosas, pero que se brindan a los necesitados sin que de su bolsillo tengan que extraer un centavo.

Una línea que nos coloca en posiciones de avanzada es la biotecnología nacional, cuya concepción, estrategias y resultados han sido lograr productos de alto impacto social.

Ejemplos son las vacunas contra la hepatitis B y el Haemóphilus influenzae, así como la pentavalente, que han disminuido la incidencia de enfermedades. El HEBERPROT-P sigue siendo producto líder de la biotecnología cubana.

Este fármaco, único en el mundo, ha beneficiado a decenas de miles de personas de la Isla y de varios países, con una efectividad de más del 90 por ciento, salvando de la amputación a extremidades inferiores.

Solidarios con el mundo

La medicina cubana es reconocida en el mundo no solo por su excelencia y calidad, sino también por su carácter altruista y solidario, que enaltece aún más los valores de un país pobre que se yergue para ayudar al prójimo en cualquier confín de la Tierra.

Es así que Cuba impulsa la práctica internacionalista, enarbolada por nuestro salubrista mayor: Fidel.

La Isla ha llevado sus servicios sanitarios a todas las latitudes, salvando numerosas vidas. Todo ello se ha materializado en medio del férreo bloqueo impuesto por Estados Unidos, que ha implicado cuantiosas afectaciones al Sistema Nacional de Salud.

No obstante, Cuba sigue inmersa en las transformaciones que se acometen en el sector, con el reto de continuar haciendo de este pueblo un pueblo saludable, con todo el derecho a una vida plena.