La Habana, Cuba. – Desde el 10 de septiembre de 1933, hasta el 15 de enero de 1934 duró el Gobierno de los Cien Días en Cuba, presidido por Ramón Grau San Martín.

En ese gabinete que enfrentó intereses reformistas y reaccionarios, y la oposición de sectores políticos y de Norteamérica, el doce de septiembre ocupó las carteras de Secretario de Gobernación y de Guerra y Marina el líder revolucionario Antonio Guiteras Holmes.

Durante su mandato, fijó la jornada laboral de ocho horas, el derecho al sufragio para las mujeres y tres fueron declaradas alcaldesas, y rebajas de alquileres, tarifas eléctricas y telefónicas.

Otras medidas impulsadas por Antonio Guiteras durante el Gobierno de los Cien Días, primero sin aprobación de Estados Unidos, fueron los seguros por accidentes de trabajo y la intervención de la Compañía de Electricidad.

En El Morrillo

En El Morrillo matancero y junto al venezolano Carlos Aponte, Antonio Guiteras esperaba para salir de Cuba rumbo a México; era el 8 de mayo de 1935 y desde la caída del Gobierno de Los Cien Días había pasado a la clandestinidad.

Allí quedaron abatidos los dos revolucionarios; Batista y Estados Unidos no perdonaron al joven, reconocido por su apoyo a la insurrección armada como única vía posible para solucionar los problemas de la República y contrario a la injerencia norteamericana.

Che Guevara dijo que representaba al más puro luchador antiimperialista, precursor de una nueva etapa de la lucha guerrillera.

Raúl Roa calificó a Antonio Guiteras como la figura más empinada, el ánimo mejor templado, la voluntad más indomeñable, el brazo más enérgico y el espíritu más puro del movimiento nacional revolucionario de los convulsos años treinta.