La Habana, Cuba. – Hay en el Paseo del Prado habanero un edificio restaurado por la Oficina del Historiador porque sobrepasa sus valores arquitectónicos.

En ese inmueble radicó el colegio San Pablo, fundado por el pedagogo Rafael María de Mendive, cuyo bicentenario celebramos hoy.

Ahora allí, una escultura en bronce, obra de José Villa Soberón, lo representa junto a uno de sus discípulos, tal vez el más querido: José Martí.

Más que instrucción, ayudó a forjarlo para cumplir con su Patria. Antes de partir al destierro, Martí dejó dicho a su mentor: si me siento con fuerzas para ser verdaderamente hombre, solo a usted lo debo, y de usted y sólo de usted es cuanto bueno y cariñoso tengo.

Tal fue el influjo de Mendive, quien aplicó conceptos pedagógicos avanzados. Aquel edificio donde impartió clases recuperó ese espíritu. Es ahora una magnífica escuela primaria que lleva su nombre.