La Habana, Cuba. – La asimetrías en la administración de vacunas contra la Covid-19, en especial en América, están emulando, con trágico éxito, con las anomalías que producen la pobreza, la falta de recursos económicos o la violencia política y social entre los pueblos de este hemisferio.

A estas alturas, se conoció que al menos veinte naciones de nuestra región no cumplirán con la meta de tener vacunado al 40 por ciento de sus ciudadanos para inicios del próximo año, lo que resulta frustrante en medio de las condiciones que esa carencia establece para la mutación del virus, el surgimiento de nuevas cepas y los renovados peligros que ello implica para los muchos desprotegidos.

En pocas palabras, una crisis dentro de otra crisis, que apunta a nuevas posibles desgracias y malos momentos.

Números complicados

Vale recordar que la región de las Américas sigue siendo una de las más afectadas por la Covid-19.

Hoy, alrededor del 38 por ciento de los casos de contagio y el 45 por ciento de los decesos a escala planetaria tienen como escenario nuestra región geográfica. Sin embargo, en materia de vacunación los dislates no tienen precedentes.

De los cerca de mil 400 millones de dosis aplicadas en el hemisferio, alrededor del 40 por ciento corresponden a los Estados Unidos y se concentran en menor proporción en otras naciones como México o Brasil.

En tanto, las poblaciones de otras áreas de la región se las ven negras para acceder a la inoculación aunque sea por una vez. Y entre ellos, grupos vulnerables totalmente desamparados.