La Habana, Cuba. – Ciento cincuenta años han pasado desde que ocho estudiantes de medicina fuesen asesinados y otros 35 condenados a presidio por la instigación del arrogante y criminal Cuerpo de Voluntarios de La Habana, en franco maridaje con un gobierno corrupto servil a España.

Ese hecho califica como de los más estremecedores y luctuosos de nuestra historia. Los jóvenes fueron acusados primero de profanar en el antiguo cementerio de Espada la tumba de un periodista anticubano déspota y recalcitrante, y luego de infidencia, cuando solamente arrastraron un carretón usado para cargar cadáveres y arrancaron una flor.

No solo las familias de los ocho estudiantes fusilados lloraron y padecieron con tal atrocidad, sino que el pueblo, que sufría los desmanes de una tiranía satánica, jamás recuperó la calma.

Los jóvenes no pasaban de 21 años, y el menor tenía 16.

Nuestros médicos, más revolucionatios

La historia demostró con argumentos irrebatibles que los ocho estudiantes de medicina y los encarcelados eran inocentes y la urdimbre de falsedades y tergiversaciones atribuidas a ellos fue una burda mentira.

La crueldad de aquel 27 de noviembre retumba a lo largo de siglos en nuestros corazones. Sobre los jóvenes asesinados Martí escribió: Nadie se ha despedido con más grandeza que ellos de la vida.

Y resumiendo el sentir cubano y su odio al régimen dictatorial español por tal hecho, Martí expresó: Por eso es tristemente famoso: porque en él, a la claridad de los tiempos modernos, se expresó el alma rencorosa y cruel de España en América.

Los jóvenes médicos de hoy rinden tributo a aquellos mártires con el compromiso fidelista de ser cada día mejores, y mejores revolucionarios y patriotas.