La Habana, Cuba. – Cuando se redactan estas líneas se hace cada vez más evidente que la Cumbre de las Américas convocada para este junio en Los Angeles, resultará decisiva en materia de relación entre los Estados Unidos y sus vecinos del Sur.

Es evidente que la Casa Banca, sin dudas inmersa en una pretendida ofensiva hegemonista global con referente clave  en Ucrania, cometió un tremendo error de cálculo al anunciar la exclusión unilateral del cónclave de Cuba, Venezuela y Nicaragua porque, a partir de sus apreciaciones particulares, se trata de naciones enemigas de la democracia.

Seguramente, imbuido del papel de “líder excepcional” que al parecer tanto satisface a Joe Biden, creyó que la orden de la Oficina Oval sería un ucase, y que en América Latina y el Caribe la obediencia sería absoluta y mansa.

De las respuestas

Vale recordar que el fuego contra las exclusiones fue abierto por México, cuyo presidente, Andrés Manuel López Obrador, dijo que no irá a la Cumbre de Los Angeles si no se invita a todos los países de la región.

Una decisión a la que se van sumando otros mandatarios como los de Bolivia, Honduras y varias naciones caribeñas, en el entendido de que la verdadera falta de democracia radica en los que organizan un encuentro de manera caprichosa y pueril.

En pocas palabras, una verdadera rebelión regional que da esperanzas de que nuestra área geográfica tiene la fuerza suficiente para asumir sus propias políticas y caminos bien alejados de la sempiterna y dolosa tutela de los Estados Unidos.

De manera que la Cumbre de las América de este junio está hoy sobre el filo del fracaso.