La realidad y consecuencias de la COVID-19 en América Latina han puesto en tela de juicio la pretendida eficacia que se atribuyen gobiernos de la derecha política en esta parte del mundo.

Es una vieja historia que por costosa para las sociedades involucradas, debería resultar una suerte de inmunización popular contra los cantos de sirenas con los cuales los grupos políticos reaccionarios han manejado no pocas veces a la opinión pública en favor de sus intereses.

Y lo decimos a propósito de que un presidente tan obtuso como Jair Bolsonaro, en Brasil, luego de abandonar a su suerte a la población del país frente a una pandemia mortal sin precedentes en nuestro tiempo, ahora intenta comprar voluntades y simpatías programando ridículas cifras de pretendida ayuda económica a grupos desfavorecidos.

Netas pantomimas

La demagogia de un Jair Bolsonaro a quien le importa un bledo que la COVID-19 diezme a su pueblo, recuerda las falsas promesas de prosperidad generalizada que regó en sus días otro embustero de marca mayor, el ex presidente argentino Mauricio Macri, o a aquellos que bajo la simulación política embaucaron la voluntad popular, como sucede en el Ecuador de Lenín Moreno.

Todos, apegados a las políticas neoliberales y entreguistas, mintieron y manipularon a manos llenas para lograr su cometido particular y sectorial. Y los graves resultados están a la vista.

Países endeudados y económicamente derruidos, e incapaces de dar una respuesta medianamente factible o una pandemia como la del nuevo Coronavirus a expensas de la salud y la vida de sus respectivas poblaciones.