La Habana, Cuba. – Un escabroso camino tiene que transitar la economía nacional hacia la ansiada prosperidad. El bloqueo, ahora con su apellido de recrudecido, es y seguirá siendo el principal obstáculo en ese sendero porque complica y encarece cualquier intento por desarrollar al país.

Las 243 medidas aprobadas por Trump y mantenidas por Biden constituyen la expresión moderna de aquel pedido del subsecretario de Estado Lester Mallory, que hace 61 años demandó matarnos por asfixia económica.

Hay que emplear rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba, escribió aquel oscuro funcionario al describir sus planes para acabar con la Revolución Cubana.

Pero seis décadas después, aquí seguimos y seguiremos empeñados en resistir, pero también en avanzar hacia la anhelada prosperidad.

Avanzar todo lo que se pueda

Tanto desde el gobierno como desde el Partido se ha puesto un particular interés sobre la economía nacional, necesitada de una transformación que eluda los obstáculos externos y elimine las trabas y errores internos.

Desde el Sexto Congreso comunista, con la aparición de los Lineamientos, la batalla económica ha pasado a ser el centro de atención.

Por eso, desde el gobierno, han llegado varios paquetes de medidas que buscan zafar nudos, dar autonomía, perfeccionar estructuras y avanzar hacia la necesaria eficiencia.

La idea es alcanzar todo lo que se pueda con nuestros propios esfuerzos a partir de la inteligencia colectiva, porque Estados Unidos no cambiará su esencia imperialista, el bloqueo nadie sabe hasta cuándo estará vigente, y la economía es hoy un asunto de supervivencia del proyecto nacional.

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