La Habana, Cuba. – Hace apenas unas horas, el país reabrió sus fronteras como paso indispensable para la reactivación de la industria turística nacional.

No ha sido esa una decisión festinada, ni apresurada, sino basada en la necesidad de reanimar la economía, ahora que la mayoría de los cubanos estamos inmunizados o en camino a la inmunización total.

El turismo sufrió un durísimo golpe por el efecto combinado de la aparición de la pandemia y el recrudecimiento del bloqueo, a lo que se suma la actual crisis internacional.

El batacazo fue tan duro que la llegada de vacacionistas descendió este año en cinco veces en relación con los arribos de 2020, cuando las cifras fueron magras y apenas superaron el millón y cuarto de turistas. Y eso ocurrió con la segunda fuente de ingresos en divisas a la economía nacional..

Un proceso gradual

De ahora a diciembre, la industria turística nacional se propone recibir a unos cien mil vacacionistas, una cifra ambiciosa que requerirá de mucho trabajo, pero también dependerá del comportamiento de nuestros mercados externos.

Como quiera que sea, la reanimación de esa industria es una muy buena noticia para la economía nacional, necesitada de rellenar las arcas estatales en un momento de aprietos financieros y parálisis de algunos sectores.

Aunque nada ocurrirá de manera inmediata, sino gradual, el turismo es una locomotora que cada vez tiene enganchados más vagones de las empresas locales y así contribuye a la reanimación general.

El primer paso ha sido dado con la reapertura de las fronteras y la llegada de los primeros visitantes, una evidencia de que se reactiva el salvavidas de la economía nacional.

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