La Habana, Cuba. – El Parlamento Europeo acaba de lanzar una andanada de retórica política contra Cuba.

Hacía poco más de 7 años que desde Estrasburgo no nos llegaba una resolución tan ofensiva e injerencista. Lo peor es que ese texto legislativo, que no es de obligatorio cumplimiento, va en dirección contraria al curso actual de las relaciones de nuestro país con el bloque comunitario en pleno.

Ese mismo Parlamento aprobó el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación entre Cuba y la Unión Europea, que se firmó en Bruselas, en diciembre último, y derogó la onerosa Posición Común.

El documento fue suscrito entonces por nuestro canciller Bruno Rodríguez, la alta representante europea de Política Exterior, Federica Mogherini, y representantes de los 28 países de la Unión.

Ahora, en una extraña decisión, la Eurocámara aprueba el Acuerdo, pero lanza una ácida diatriba anticubana.

Una Resolución extemporánea

Para no ser ingenuo, por lo menos hay que preguntarse por qué el Parlamento Europeo vuelve a lanzarse sobre la yugular de Cuba, precisamente ahora, cuando la administración Trump anuncia una modificación de la política hacia nuestro país.

El cuerpo legislativo europeo, dominado por una derecha conservadora y neoliberal, ha dedicado también buena parte de su tiempo a lanzar dardos envenenados contra la Venezuela bolivariana.

Ahora La Habana pasa a ser blanco de esos ataques en un acto incongruente digno de Rip Van Winkle, el personaje del breve cuento de Washington Irving, que queda dormido varios años y cuando se despierta descubre que el mundo que conocía ya no existe.

Por eso, parece que los parlamentarios europeos adoptaron una extemporánea resolución contra Cuba, después de dormir una siesta en Estrasburgo.