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La Habana, Cuba. – La filtración de que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, había autorizado a Kiev el uso de armas estadounidenses de largo alcance hacia el interior de Rusia se constató hace dos días, con seis misiles disparados contra la provincia de Bryansk, de los cuales 5 fueron destruidos por la defensa rusa, y el sexto, averiado.

Apenas hubo daños materiales, pero sí al clima bélico, más enrarecido luego de una provocación que Rusia ha respondido con la mesura y el sentido común que demandan el momento.

Desde hace dos meses, el presidente Vladimir Putin había advertido que cualquier ataque de Ucrania con el uso de armas de otro Estado, se consideraría un ataque de este.

Tras los disparos, Rusia respondió ratificando la actualización de su doctrina nuclear, que contempla la agresión de un país no nuclear con respaldo de uno con armas nucleares, como un ataque de este último.

Chance a la paz

Pero Rusia ha demostrado la voluntad de no contribuir a que se extienda el conflicto: en el plano bélico, no ha respondido al golpe.

Ese pareciera el deseo del mandatario que deja la Casa Blanca. No obstante, la jugada pudiera tener efectos contrarios. Las muchas voces que expresan alarma por la posibilidad abierta a otra guerra mundial – en la que estarían involucrados más países con armas nucleares- , visibilizan los peligros que nadie quiere.

Quizá, fuera de los primeros planos, se estén moviendo hilos. En declaraciones a la cadena Fox News, el presidente de Ucrania,  Volodomir Zelenki, dijo este miércoles que renuncia a reconquistar Crimea militarmente, y que le «gustaría hacerla volver por vías diplomáticas».

Aunque no se refirió al resto de los territorios adheridos a Rusia, puede ser una señal de que queda espacio para la paz negociada.