La Habana, Cuba. – En medio de las maniobras de la oligarquía nacional que viene operando en complicidad con altos funcionarios de la administración de justicia, Guatemala se va acercando al momento de cambio de gobierno luego de sus más recientes elecciones generales.

Como se recuerda, entonces el candidato de tendencia progresista Bernardo Arévalo logró imponerse por un importante margen a la ex primera dama Sandra Torres, lo que lo convierte en presidente electo para entrar en funciones plenas el próximo 14 de enero.

Arévalo, con una tradición familiar apegada a las políticas populares, lidera el llamado Movimiento Semilla, que a pesar de su juventud institucional y las campañas de descrédito de los sectores de derecha, dio la sorpresa en las urnas y se hizo con la jefatura de la nación guatemalteca.

En la recta final

Hay que indicar que la entrada en funciones del gobierno de Bernardo Arévalo en Guatemala en enero próximo, sería un paso que para concretarse ha requerido del cruce de aguas políticas procelosas que todavía no están en calma ni mucho menos.

Un papel fundamental en la desestabilización del cambio de autoridades en esa nación centroamericana corre a cargo de la fiscal general Consuelo Porras, como cara visible del complot anti progresista.

A manos de esa funcionaria y la entidad que encabeza, se produjo incluso la suspensión del Movimiento Semilla, la confiscación de actas electorales, así como otras graves irregularidades destinadas a llevar a cabo un golpe de Estado contra el candidato electo.

Una maniobra que la movilización de amplios sectores sociales ha logrado frenar hasta hoy.