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La Habana. Cuba. – Vuelve otra vez la molienda en 23 centrales del país a los que se sumarán otros 2 en enero. No es un secreto para nadie que la producción azucarera vive horas muy bajas, por eso resulta trascendente la intención de subir el resultado de la contienda, aunque solo sea un poco.

En tiempos ya lejanos, la centenaria industria del dulce fue un pilar de la economía nacional y lo que mejor sabíamos hacer, por la larga y profunda experticia transmitida de una generación a otra.

A inicios de este siglo, hubo una drástica caída de la producción que se trató de detener a partir de 2012, cuando se logró un aumento gradual, detenido nuevamente 7 años más tarde, por las medidas asociadas al recrudecimiento del bloqueo que tuvieron, y aún tienen, un impacto demoledor sobre la economía nacional e incluso la vida cotidiana.

Corta y eficiente

Se pretende que esta sea una zafra corta, pero eficiente. La intención es que la molienda final permita no solo satisfacer la demanda de la economía, sino además exportar.

Con la mira puesta en lograr ese objetivo, AZCUBA diseñó un nuevo modelo de negocios que permitirá obtener más del 80 por ciento de las divisas necesarias para adquirir insumos como herbicidas y fertilizantes.

Además el sector está abierto a la inversión extranjera con una cartera de 16 proyectos dirigidos al aumento de la producción de azúcar. También se prevén nuevos negocios en la elaboración de aguardiente en centrales que no pueden producir azúcar.

Esos planes ayudan a sortear el obstáculo del bloqueo, pero su cumplimiento pasa por el desempeño de los hombres que hacen el azúcar, hoy más necesaria que nunca para endulzar a la economía.