La habana, Cuba. – El 2021 significó para el pueblo de Palestina otro año cargado de conflictos y dificultades económicas, esta vez incrementadas por los estragos de la Covid-19.

En mayo último los bombardeos israelíes a la Franja de Gaza ocasionaron la muerte de al menos 250 personas, icluidos más de 60 niños. La escalada, considerada como crímen de guerra, propició la creación de una investigación por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

Durante los bombardeos quedaron destruidas cerca de mil 500 viviendas, y una cifra similar con severos daños. De acuerdo con expertos, las pérdidas económicas ascienden a unos 570 millones de dólares en medio de infructuosas negociaciones de paz.

Mientras, en la Franja de Gaza y Cisjordania sus habitantes observan cómo sus tierras son robadas a pasos agigantados y con total impunidad sionista.

Palestina y su tenaz resistencia

A los estragos provocados por la Covid-19 en Palestina se suman los recortes de donaciones internacionales, y la retención de impuestos por Israel, lo que incrementó la crisis financiera.

Aunque cada vez son más los que luchan por cambios económicos, cualquier reforma debe ser aprobada por Tel Aviv.

La llegada al poder del primer ministro israelí, Naftali Bennett, arrojó un rayo de esperanza en las negociaciones de paz, pero la presión de colonos y de la derecha ultranacionalista demoran cualquier posibilidad de diálogo y solo se han impulsado algunas medidas de flexibilización que no resuelven el conflicto, y mucho menos otorgan la soberanía a un pueblo con más de medio siglo de ocupación, desalojo y muerte, a pesar del rechazo en Naciones Unidas.

Así finaliza otro año para Palestina, que aspira, más temprano que tarde, a un Estado libre e independiente.

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