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La Habana, Cuba. – Aunque no está del todo claro el origen del nombre, la sangre parece ser un elemento constante en la actualidad del Mar Rojo. Esa estrecha lengua marina del Océano Índico ha pasado otra vez a ser protagonista en el escenario geopolítico mundial.

Los constantes ataques de las fuerzas islámicas yemeníes, Hutíes, a cargueros vinculados con Israel abrieron un nuevo punto de fricción en la realidad del Medio Oriente.

Ahora, las navieras están desviando sus buques para evitar el paso por la zona, lo que obliga a sumar unos 6 mil 500 kilómetros a la travesía hacia Asia y Europa.

Por el Mar Rojo transcurre entre el 12 y el 15 por ciento del comercio mundial y ese desvío tiene un impacto en los costos de los fletes y por supuesto los precios finales de las mercancías. Y nadie sabe cuándo terminará la actual situación en la zona.

Escalada medioriental

Una vez más Estados Unidos y la Unión Europea se han aliado. Ahora anunciaron el envío de una flota conjunta a custodiar el Mar Rojo para conjurar los ataques de los Hutíes.

La presencia de esos buques militares en la zona vuelve a introducir elementos externos en el conflicto medioriental y lleva a otro nivel el actual genocidio de Israel contra los palestinos.

A la implicación de los europeos en esa crisis hay que agregar la amenaza israelí a El Líbano y el riesgo de un enfrentamiento directo entre Estados Unidos e Irán, este último un actor de peso en la actual crisis regional.

Pero Washington no va a perder la ocasión de regresar con toda la fuerza de su músculo militar al escenario geopolítico de Oriente Medio. Nada lo detendrá y la primera escala será en el Mar Rojo, cuyas aguas corren el peligro de teñirse de sangre.