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La Habana, Cuba. – La producción agrícola sigue siendo el punto más flaco de la economía nacional. Ni siquiera las 63 medidas agrícolas aprobadas por el gobierno hace dos años han empujado con la celeridad esperada.

Claro que ese es un proceso que requiere de tiempo, pero sobre todo de supervisión y control. Hay que admitir además que el contexto es poco favorable, con la falta de combustible y de insumos agrícolas como fertilizantes, que son importados.

Por otro lado, la Naturaleza tampoco ha jugado a favor y nos ha enviado casi de manera alterna sequías y copiosas lluvias que anegan los campos.

Los atrasos productivos se aprecian de manera particular en la ganadería, y en especial en la porcina, así como en el arroz, la leche y el café, por solo citar algunos. Y no todo lo que se cosecha va a los mercados, sino que toma caminos más sinuosos.

Sequía y lluvia

La actual campaña agrícola de primavera ha tenido muchos tropiezos, incluso desde la preparación y siembra de las tierras que se realiza entre marzo y agosto.

En el país se planificó sembrar en esa etapa más de 400 mil hectáreas, pero la falta de combustible y la sequía hicieron que la realidad esté quedando por muy debajo del plan.

Ahora, con las intensas lluvias de los últimos días, que han tenido mayor severidad en la mitad oriental de la nación, habrá que ver que incidencia tendrán sobre la siembra planificada.

La agricultura es un sector que depende mucho de la veleidad de la naturaleza, pero también de la voluntad de los hombres que trabajan la tierra. Por eso, las 63 medidas agrícolas no pueden caer en tierra estéril y tienen que dar los frutos que la nación necesita.