La Habana, Cuba. – A medias ha sido escuchado el aviso que constituyó el ataque de Irán, el sábado, a objetivos militares de Israel en los territorios ocupados.

Después de alimentar la prepotencia de Israel mediante una impunidad causante de estos males, Joe Biden trata ahora de desalentar la escalada en marcha si Tel Aviv replica de firma dura a los drones y misiles lanzados por Irán.

El Presidente de Estados Unidos conmina a Tel Aviv a que no lo haga; pero le ratifica su apoyo. Parecidas han sido algunas actitudes en el Consejo de Seguridad, que convocó el domingo a una reunión de emergencia para analizar las acciones de Irán pero sigue sin condenar la agresión de que Teherán fue víctima, cuando Israel bombardeó su consulado en la capital siria.

La inacción del máximo ente de la ONU obligó a la respuesta iraní, que podría costarle nuevas e injustas sanciones pese a ser la víctima.

El peligro acecha

De momento, una guerra no parece a las puertas, pero los peligros siguen. Hay que esperar la reacción oficial de Tel Aviv, aunque su representante en ONU adelantó que se reserva el derecho a represalias.

Israel sigue por la vía ancha mientras Irán ha sido llevado a la mirilla. Biden quiere calmar a Netanyahu, pero otros funcionarios pidieron una condena a Teherán y dijeron que dejan a Tel Aviv en libertad de actuar. El mensaje de Irán ha sido claro: o hay justicia, o se toma por propia mano.

La mayoría de sus misiles fueron interceptados, pero la operación mostró su capacidad y el respaldo con que cuenta, pues los disparos contra los objetivos israelíes salieron también desde Siria, Irak y Yemen, donde hay fuerzas que lo apoyan.

Pareciera ahora que nadie aspira a una escalada: pero nadie hace algo por detenerla mientras se garantiza la soberbia con que actúa Tel Aviv.

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