La Habana, Cuba. – Controvertido, místico, “libertario”, según su auto denominación, pasado de raya en sus manifestaciones públicas, y ultra derechista sin lugar a dudas, el presidente argentino Javier Milei está abriendo la puerta de su nación a la actividad hegemonista norteamericana.

Hace unos días, la ocasión fue propicia para que el mandatario, empeñado en recambiar la economía interna con sus drásticas decisiones de corte anti popular, proclamase a los cuatro vientos la alianza estratégica de su gobierno con Washington, en medio de la visita a Buenos Aires de la jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, la general Laura Richardson.

Anunció además Milei la cercana apertura de una base militar conjunta de las fuerzas armadas argentinas y las norteamericanas, de manera de sellar con hechos esa pretendida prioridad del jefe de Estado y su gabinete.

De los intereses

Hay que decir que la general Laura Richardson sabía lo que buscaba al visitar a Javier Milei.

Cuando asumió la jefatura del Comando Sur, fue clara al afirmar que su prioridad es asegurarle a los Estados Unidos el control de los recursos naturales latinoamericanos, sean energéticos o minerales claves como el litio, a la vez que desalojar a China y sus inversiones y negocios en el Sur del Hemisferio.

En pocas palabras, pura geopolítica hegemonista que, por supuesto, acelera sus planes en la medida en que encuentra en el área a gobiernos y políticos locales que apoyen el saqueo de sus propios pueblos y la dependencia absoluta con respecto a la Casa Blanca.

Y la Argentina que esboza Milei es justamente lo que Washington aspira a reimplantar en su patio trasero.