La Habana, Cuba. – Si el bloque de la derecha recalcitrante venezolana realmente actuó con decencia política, su reciente diálogo en México con funcionarios del gobierno liderado por Nicolás Maduro constituiría entonces un paso relevante para poner solución a los grandes traumas que vive esa nación sudamericana, a cuenta de la hostilidad generalizada de Washington, sus socios occidentales y desprestigiados lidercillos del extremismo interno.

En efecto, convocada a instancias del presidente Andrés Manuel López Obrador, la cita permitió la creación de una hoja de ruta consensuada entre las autoridades de Caracas y una oposición de tendencia violenta que no ha podido imponer su agenda destructiva a pesar de sus desmanes.

El diálogo promovido una y otra vez por Nicolás Maduro se ha materializado y abre así no pocas esperanzas.

Para tomar en cuenta

Hay que advertir que, luego de una cruenta tirantez local, los grupos extremos sumados a la titulada Plataforma Unitaria, decidieron acudir al diálogo de México deponiendo su histórica falta de reconocimiento al Gobierno Bolivariano, al presidente Nicolás Maduro y a la institucionalidad  vigente en Venezuela.

Ello resulta un importante precedente junto al hecho de asumir la coordinación y el diálogo con las autoridades oficiales para limar diferencias en torno a temas políticos, electorales, económicos, sociales y de defensa de la soberanía nacional.

De hecho, esta mesa desautoriza de plano al titulado gobierno del no menos ilegítimo Juan Guaidó, títere inefable de los Estados Unidos en su enfrentamiento y agresión contra el chavismo y el proceso nacional progresista.