La Habana, Cuba. – El plan gubernamental de enfrentamiento a coleros, acaparadores y revendedores parece haber dado frutos.

Unas 3 mil personas dedicadas a esos sucios menesteres han sido detectadas. Más de 450 recibieron medidas profilácticas, se aplicaron más de 600 multas, y 280 fueron acusadas por los delitos de actividad económica ilícita, desobediencia, acaparamiento y propagación de epidemias.

En la capital, donde hay más centros comerciales, y por tanto más colas, las autoridades actuaron en Centro Habana, Playa, Plaza, Diez de Octubre, La Habana Vieja, Boyeros y San Miguel del Padrón.

Lo mejor de todo es que se evidencia un ambiente más sano en las necesarias colas, hasta hace unos días infectadas por el virus del individualismo, que es casi peor que la Covid-19.  

Mantener el control

Nadie puede pensar que está ganada la batalla contra coleros, revendedores y acaparadores.

Como la mala hierba al primer aguacero, esa plaga va a renacer en la más impensada de las colas cuando haya un descuido. Volverán a aparecer si autoridades y pueblo aflojan o dan un paso atrás, porque los problemas de abastecimiento nos van a seguir acompañando y de eso van a tratar de continuar aprovechándose.

Hay que mantener la presión y el control para restañar una brecha que tiene raíces económicas, pero que se expresa en la dimensión moral de la sociedad. Y es que hay un daño evidente a la economía nacional pero también a la mayoría del cuerpo social cubano que no puede permitir que coleros, acaparadores y revendedores, vuelvan a abrir una herida en la esencia ética de este país.