Foto tomada de Granma

Los colombianos volverán este domingo a las urnas en unas elecciones que sobre todo marcarán el destino de un proceso de paz que ha andado a trompicones.

Aunque uno de los cuatro contendientes es el ex-vicepresidente Humberto de la Calle, principal negociador del cese el fuego con la guerrilla de las FARC, lo cierto es que tiene pocas posibilidades de triunfo, al igual que otro antiguo vicepresidente, Germán Vargas Lleras.

Más segura parece la disputa entre Iván Duque, candidato de derecha apadrinado nada menos que por el ex-mandatario Álvaro Uribe, y el ex-guerrillero del M-19, Gustavo Petro.

En el medio de ambos, o mejor dicho de todos, está el fin de la guerra y la solución de sus causas en un país lleno de desigualdades y donde un largo conflicto ha costado más de un cuarto de millón de vidas.

Hacia la paz definitiva

Colombia, que dentro de unas horas vivirá otras elecciones presidenciales, es una sociedad sumamente conservadora no solo en la vida cotidiana, sino además en política.

Nunca un candidato de la izquierda tradicional ni siquiera se ha acercado a ocupar la Casa de Nariño, sede del gobierno. Solo Jorge Eliécer Gaitán estuvo cerca de sentarse en el solio de Bolívar, pero eso fue hace 70 años y ya sabemos cómo terminó el episodio conocido como El Bogotazo.

Durante mucho tiempo la violencia ha signado a Colombia y ahora, con las FARC desmovilizadas y el ELN en conversaciones con el gobierno, es más cierto el fin del conflicto.

Por eso, las elecciones del domingo serán decisivas en el futuro de un país que tendrá que demostrar que llegar a la paz es mucho más grato que tomar un buen café colombiano.