La Habana, Cuba. – A los patinazos económicos que ha tenido la recién llegada administración de Javier Milei, se unieron ahora meteduras de pata que en el ámbito internacional dejan mal parada a Argentina.

El tropiezo más grave ha sido la revelación de que la canciller, Diana Mondino, recibió a representantes de la separatista Taiwán.

Beijing reaccionó con dureza, al reiterar a través de su embajada en Buenos Aires, que el territorio taiwanés es parte inalienable de China.

Beijing es el segundo socio comercial del país sudamericano y una importante fuente de financiamiento externo, aunque había congelado un segmento de los 6 mil 500 millones de dólares comprometidos antes con la administración de Alberto Fernández.

Durante la campaña electoral, Milei había dicho que rompería relaciones con el gobierno de Xi Jinping por ser comunista.

Tropiezos diplomáticos

Los problemas se amontonan a las puertas de la cancillería argentina desde que Javier Milei entró a la Casa Rosada, hace exactamente un mes.

En esas cuatro semanas, además del desaguisado con China, Buenos Aires rompió la tradicional neutralidad argentina en conflictos bélicos al tomar partido entre Ucrania y Rusia. También ofendió a las economías emergentes al rechazar la invitación a integrar el grupo BRICS, y complicó la relación con Brasil, tras calificar de comunista a Lula da Silva.

Como si todo eso fuera poco, la canciller Mondino acaba de acusar como agrupaciones socialistas a las pandillas que generaron el caos en Ecuador. Es evidente que la falta de conocimiento de la realidad geopolítica global ha puesto muy rápido las relaciones exteriores de Argentina en un precario equilibro.