La Habana, Cuba.- Cuando se habla de valerosos jóvenes cubanos que dieron su vida por la Revolución, no podemos dejar de mencionar a Manolito Aguiar, destacado dirigente estudiantil del Instituto de Segunda de Enseñanza de Marianao que declaró su oposición a la dictadura batistiana.
En las manifestaciones y huelgas estudiantiles siempre se podía contar con él, pues tenía la disposición de enfrentar a la tiranía por cualquier medio y en primera fila.
En 1957, con motivo del asesinato del estudiante Conrado Duany por los cuerpos represivos del gobierno, Manolito convoca a una manifestación en repudio al crimen. Como represalia, es expulsado del plantel y arrestado por la policía.
A partir de ese momento su incorporación a las actividades conspirativas se incrementan y lo designan jefe de una zona combativa de la lucha clandestina; es ahí cuando se le otorga el grado de capitán de milicia.
Una vil tiranía
El primero de noviembre de 1958 la tiranía batistiana había llamado para dos días después a un proceso electoral, farsa que demostraba que el ganador iba a ser el amigo íntimo del Dictador.
La gente caminaba en tensión por las calles, todos sabían que los revolucionarios iban a sabotear los comicios.
Aquella soleada tarde de noviembre, mientras aguardaba a un amigo, Manolito Aguiar se tomaba un refresco en el bar Encanto del capitalino municipio de Marianao.
Frente al establecimiento un auto frenó ruidosamente; de él descendieron con pistola en mano, Ramón Calviño, Riverito y Ariel Lima, traidores del Movimiento 26 de Julio y convertidos en probados torturadores a las órdenes de la dictadura.
Calviño reconoció enseguida al joven revolucionario y desenfundó su arma. Manolito Aguiar No sabía que ese día la muerte conspiraba contra él.
Un joven que aún vive
Ramón Calviño logró impactarle un disparo en el cuello a Manolito Aguiar, pavoneándose de su puntería, con sangre fría y ante la consternación de comensales y dependientes, el vil asesino lo remató de un tiro en la sien.
¡Pero con la Revolución, llegó la justicia! los tres traidores pagaron su crimen: Riverito fue ejecutado por un comando del Movimiento 26 de Julio, Ariel Lima fue sancionado a pena capital por los tribunales revolucionarios y Calviño fue capturado entre los mercenarios que vinieron por Playa Girón, y ajusticiado por el gobierno revolucionario.
El líder estudiantil Manolito Aguiar solo tenía 18 años de edad cuando derramó su sangre para que otros que como él hoy puedan estudiar, trabajar y vivir en un país donde impere la igualdad, la equidad y la justicia social.