Con el título de Revolución sin Juventud, que ningún órgano de prensa se atrevió a publicar, porque llamaba al combate frontal contra Batista, Raúl Gómez García, cuyo cumpleaños 90 se evocó el 14 de diciembre, recordaba en aquel ensayo el pasado patrio lleno de grandezas; y afirmaba que nada era tan noble como ser útil a la creación, advirtiendo más de una vez: “No vamos a teorizar, vamos a combatir, no vamos a decir, vamos a hacer”.

Y lo hizo. Aquella mañana de julio de 1953, llegó corriendo a casa de su hermano mayor, le pidió a su cuñada que le hiciera una tortilla, su plato favorito, y se marchó sin decir a dónde iba.

Pero Virginia, la madre, lo intuyó. Por eso, al oír la noticia del asalto al cuartel Moncada, dijo convencida: “Ahí está Raúl”.

Maestro y periodista

Desde su adolescencia, Raúl Gómez García colaboró con publicaciones estudiantiles y regionales y emisoras radiales, con el ánimo de divulgar las ideas redentoras que desde niño le fueron trasmitidas por su familia. Se hizo maestro y, por amor a la Patria, periodista.

Hijo amoroso, el joven era un apasionado de la historia y de nuestros grandes próceres. El golpe del 10 de marzo no lo detuvo; se enfrentó a los golpistas y escribió un extenso documento de denuncia. Raúl Gómez García se convirtió en tenaz opositor del régimen batistiano.

Poco después hacía contacto con Fidel, Abel, y Jesús Montané y, a propuesta del primero, el periódico cambió su nombre por El acusador.

Los textos publicados  le hacen justicia al nuevo rótulo. Para entonces, el joven poeta se había convertido en un ardiente revolucionario.

Poema inconcluso

En la granjita Siboney, poco antes de partir hacia el Moncada, Fidel leyó el vibrante Manifiesto que Raúl Gómez García había redactado por instrucciones suyas.

En él estaba recogido lo esencial del pensamiento de una juventud dispuesta a cambiar radicalmente la historia. Raúl hubiese querido combatir con los grupos de mayor riesgo pero Fidel determinó que debía sobrevivir y lo destinaron al Hospital Saturnino Lora.

Tenía 24 años el poeta que escribía versos de amor y patrióticos. Fue asesinado; antes tuvo tiempo de escribir una nota a su madre: “Caí preso, tu hijo”.

El poeta de la Generación del Centenario escribió su poema Ya estamos en combate, la víspera del asalto. Con voz emocionada lo leyó la madrugada fundadora. No pudo terminarlo. Cayó convertido en héroe.