Si nos ceñimos a su significado etimológico, la palabra ‘inteligencia’ significa “escoger entre”, de forma que ser inteligente podría definirse como saber escoger.

Y no en vano se ha definido la inteligencia como la capacidad que nos permite resolver problemas y escoger la mejor solución.

Sin embargo, la definición de qué es inteligencia sigue sin estar resuelta y los expertos tienen posiciones contrarias en este aspecto de la realidad humana.

Una aproximación reciente a este concepto es el del papel que desempeñan factores como el procesamiento de la información y la memoria de trabajo en la inteligencia.

Hace dos años, los estudiosos hallaron que un mayor cociente intelectual se relacionaba con una mejor capacidad para discriminar la información visual relevante de la que no lo es y procesarla lo más rápido posible para poder tomar una decisión.

Velocidad de procesamiento

En un estudio en el que participaron 250 estudiantes universitarios chinos, estos tenían que decir si un estímulo que aparecía en una pantalla se movía hacia la derecha o la izquierda.

También realizaron diferentes tareas para evaluar la velocidad de procesamiento de la información, la capacidad de almacenamiento de la memoria a corto plazo y su memoria de trabajo.

Los análisis medían, además, su inteligencia fluida, que es la menos dependiente de la educación formal, y la cristalizada, relacionada con conocimientos adquiridos.

Según los datos, la velocidad de procesamiento de la información es un aspecto importante ya que, junto con la capacidad de almacenamiento a corto plazo de los datos, estaría en la base de la relación entre la memoria de trabajo o capacidad de mantener y manipular la información online en la mente, y la inteligencia.

Posibilidad de entrenamiento

Ser capaz de almacenar muchos datos por un tiempo breve y procesar la información más rápido contribuye de algún modo a ser más hábil a la hora de mantener y manipular distintos datos en la memoria y operar con ellos hasta tomar una decisión.

Este fenómeno sería más relevante en las tareas de inteligencia fluida, que no dependen tanto del conocimiento adquirido en la escuela o los libros como de nuestra capacidad para resolver problemas y ajustarnos a las situaciones de forma flexible.

Lo más interesante de todo es que aunque no dependan de la educación formal, la velocidad de procesamiento, la memoria de trabajo y la resolución de problemas pueden entrenarse.

Si con ello podemos considerarnos más inteligentes y nos permite adaptamos mejor, pues bienvenido sea.

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