Para José Martí, la poesía era el ejercicio de la imaginación. Tal criterio confirma lo vinculado de su pensamiento vasto a la poesía. Para él, el verso debía de ser “fino y profundo como una nota de arpa”.

Por eso consideraba tan autores de la poesía a los que la comprendían como a los mismos que la hacían.

En su vida de desterrado, Martí encontró consuelo en sus versos, algunos de los cuales ocuparon un lugar importante en sus recuerdos, otros eran apenas escuetas composiciones, pensamientos fugaces que dejó atrapados; puros y limpios del adorno retórico a que tendía la propensión romántica de su época.

Comentando su propia actitud crítica, decía El maestro: “Cuando tengo que decir bien, hablo. Cuando mal, callo. Este es el modo mío de censurar”.

Poeta y crítico

Para algunos estudiosos de la obra literaria de José martí, la crítica por él ejercida fue benévola. Otros, como José Antonio Portuondo, estimaron errado este criterio.

La crítica literaria que practicó Martí tuvo su base en el impresionismo. Cuando él juzgaba a un autor se identificaba con el objeto criticado.

Este vínculo quedó demostrado en su célebre trabajo sobre el pensador norteamericano Ralph Waldo Emerson, en el que escribió sobre el venezolano Cecilio Acosta o en el dedicado al poeta también norteamericano Walt Whitman. En realidad, Martí no fue tan benévolo en sus críticas como algunos piensan.

No faltan en ellas la censura justa, aunque, como él mismo decía, solía ser caluroso en sus alabanzas lo que no le quitó arrestos a la hora de señalar defectos y fallas al autor o a la obra juzgada.

Poética basada en la sinceridad

Las tres colecciones más importantes de la producción poética de Martí son Ismaelillo, (nombre con el que Martí designa a su hijo) Versos libres y Versos sencillos.

Editado en Nueva York en 1882, Ismaelillo, muchos de cuyos poemas habían sido escritos por Martí dos años antes en Venezuela, es un pequeño libro compuesto por quince poemas de gran frescura y espontaneidad.

La colección titulada Versos libres, editada muchos años después de la muerte de Martí, corresponde a una etapa tormentosa y confusa de la vida del autor.

Mientras que Versos sencillos, libro con muchas referencias autobiográficas, corresponde por su lirismo y sus características a la órbita de Versos libres. Como en toda la obra poética de Martí, la sinceridad brota en formas delicadas y sencillas.

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