En Asamblea Nacional en la otrora Plaza Cívica, hoy de la Revolución José Martí, el pueblo cubano aprobó y declaró ante el mundo la Primera Declaración de La Habana.

Un millón de personas, en representación de toda Cuba, se reunió en la histórica plaza el 2 de septiembre de 1960 para anunciar lo que se dio en llamar la Declaración de la Segunda Independencia Latinoamericana.

A finales de agosto de ese año, se habían congregado en San José, Costa Rica, convocados por Washington, los cancilleres de 19 gobiernos latinoamericanos.

El objetivo perseguido por Estados Unidos era lograr un documento en el que las delegaciones se pronunciaran acerca del supuesto “peligro” que Cuba representaba para el hemisferio.

Inicio de una política

La reunión de cancilleres de Costa Rica sería el inicio de la política de aislamiento diplomático y bloqueo económico que el imperialismo le impuso a Cuba, para ejecutar con mayor facilidad los planes de invasión armada que ya habían comenzado a preparar.

Recuérdese Playa Girón. Una política que se hizo recurrente contra aquellos gobiernos que, como hoy con la República Bolivariana de Venezuela, se niegan a acatar las decisiones de Washington.

Del cónclave repugnante escenificado en  la capital costarricense surgió la denominada Declaración de San José, todo un atentado a la soberanía de las naciones latinoamericanas y contra la solidaridad entre los pueblos.

La Primera Declaración de La Habana fue la contundente respuesta cubana a la Séptima Reunión de Consulta de Cancilleres de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Compromiso histórico

En las sesiones del cónclave de San José se escuchó el lenguaje afilado y los argumentos irrebatibles del canciller Raúl Roa, quien denunció las maquinaciones de los Estados Unidos y sus acólitos contra Cuba.

Antes de someterse a votación la Declaración de la OEA, la delegación cubana se retiró de la reunión en señal de protesta por lo que ya se vislumbraba como un acto más de agresión a Cuba.

Documento político de total validez en no pocos aspectos, la Primera Declaración de La Habana, además de patentizar su apoyo al Gobierno Revolucionario, ratificaba la decisión solidaria del pueblo cubano de trabajar y luchar por el común destino de la América Latina , al tiempo que expresaba el ideal latinoamericano y antiimperialista de la Revolución.

Compromiso histórico que no hemos olvidado.