La Habana, Cuba. – A veces encontramos personas con el don de hacer música, así, de oído, mezclando sonoridades que al parecer empastan. Eso hacía Fernando Borrego Linares, nuestro querido e inolvidable Polo Montañez, que este 2 de junio estuviese cumpliendo 67 años, de no haber sucedido aquel triste accidente en noviembre de 2002.

Comenzó tocando en un cajón y rústica tumbadora, en el grupo montado por su padre, Cantores del Rosario, para amenizar guateques y serenatas en todo el lomerío.

Luego pasó a cantar y pronto se convirtió en el vocalista principal. Gracias a esas actuaciones en el Complejo Las Terrazas un empresario le propuso grabar discos.

De ahí surge Guajiro Natural, fonograma que lo lanzó a la fama en Colombia, donde se vendieron más de 40 mil copias y obtuvo los discos de Platino y Oro, además de ser reconocido como el artista internacional más escuchado.

Con estilo propio

La crítica le reconoce a Polo el mérito de universalizar los ritmos más auténticos de las campiñas cubanas. Tomaba referencia los ritmos que iba conociendo, y fue conformando un estilo propio con temas sobre sucesos personales o ajenos, impregnados de elementos campesinos.

Las temáticas preferidas eran sobre las relaciones amorosas, la figura femenina. Su sencillez y carisma cautivaban, al tiempo que defendía su esencia campesina en los sitios más citadinos de dentro y fuera de Cuba.

El número de espectadores a sus conciertos rompieron todas las expectativas. Sumaban miles y miles de todas las edades los que abarrotaban los lugares donde se presentaba.

Países como Portugal, México, España, Ecuador, disfrutaron de su talento musical, el cual compartió con artistas de la talla de Andy Montañez, Cándido Fabré, Compay Segundo, Eliades Ochoa, Adalberto Álvarez y Danny Rivera, entre otros.

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